«Narcodespensas: ayuda insólita en inundaciones»

«Narcodespensas»: el CJNG llena el vacío del Estado tras las inundaciones en Veracruz

La tragedia volvió a golpear a los más pobres, pero esta vez, quienes acudieron primero no fueron las autoridades… sino el crimen organizado.

En México, la tragedia y el crimen organizado han aprendido a convivir. Y en algunas zonas, incluso a complementarse. Esta semana, mientras los ríos desbordados arrasaban comunidades enteras en Veracruz y Puebla, y la cifra de muertos ascendía a 64 personas, otro fenómeno crecía a la par: la distribución masiva de ayuda humanitaria por parte del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).

Las imágenes fueron tan explícitas como incómodas: bolsas de despensa con alimentos no perecederos, papel higiénico, productos de limpieza y calcomanías con las siglas del CJNG comenzaron a circular por redes sociales, acompañadas de videos donde se observa a hombres armados, encapuchados, entregando ayuda a pobladores desesperados.

La escena se volvió viral, pero también profundamente simbólica: en comunidades donde el Gobierno no ha logrado llegar con rapidez, el narco se presenta como salvador. El término “narcodespensas” no tardó en convertirse en tendencia, mientras miles de usuarios compartían imágenes, videos y denuncias.


Cuando el crimen organizado se vuelve «Estado»

“Solo en México… el crimen organizado está más organizado que el propio Gobierno”, escribió el periodista Víctor Cabrera, en uno de los comentarios más compartidos del día. Su declaración no es nueva, pero cobra una fuerza particular en momentos como este, donde las instituciones brillan por su ausencia.

Mientras el Ejército y la Guardia Nacional aún intentan coordinar el reparto de ayuda oficial, comunidades enteras ya han recibido alimentos… pero no de la Sedena, ni de Protección Civil. Las camionetas que ingresan a estos pueblos no tienen logotipos del Gobierno, sino del CJNG, uno de los cárteles más peligrosos y violentos del país.

“Prohíben el paso a civiles que quieren llevar ayuda, pero al narco sí lo dejan pasar”, denunció una usuaria en X (antes Twitter). Su publicación resume una preocupación latente: ¿quién controla realmente los territorios? ¿El Estado o el crimen?


La estrategia detrás del «altruismo» criminal

No es la primera vez que los grupos criminales recurren a este tipo de acciones. Desde la pandemia de COVID-19 en 2020, se ha documentado cómo diversos cárteles —incluyendo el CJNG, el Cártel del Golfo y Los Chapitos— han distribuido víveres, dinero e incluso financiado obras públicas en zonas marginadas.

Detrás de estos actos, no hay filantropía. Hay cálculo.

El objetivo es claro: ganar simpatía entre la población, tejer redes de protección comunitaria y construir una legitimidad paralela a la del Gobierno. En palabras simples: comprar lealtad.

Y lo están logrando. Para muchas familias que lo perdieron todo, poco importa si la ayuda viene del Estado o del narco. La prioridad es sobrevivir. Y cuando el hambre apremia, el origen de la despensa pasa a segundo plano.

“Ante la ausencia e incapacidad de las autoridades, el crimen organizado toma la iniciativa”, declaró el periodista Enrique Muñoz, aludiendo al vacío institucional que ha dejado la puerta abierta a estas prácticas.


El Gobierno responde… pero tarde

La polémica creció tanto que llegó hasta Palacio Nacional. En su conferencia matutina del martes, la presidenta Claudia Sheinbaum fue cuestionada directamente sobre los videos que circulaban en redes.

“Vimos los videos. No tenemos la certeza de que sean de los lugares reales, pero evidentemente no está bien eso”, afirmó la mandataria, visiblemente incómoda.

Sheinbaum aseguró que ya se prepara un operativo especial para la distribución de despensas por parte del Gobierno federal, pero el mensaje fue tibio y tardío. Para muchos, el daño ya estaba hecho: las imágenes del CJNG ganando terreno social ya estaban en circulación… y en la memoria de los afectados.


¿Quién manda en México cuando hay emergencia?

La presencia del narco en zonas de desastre no es una anécdota. Es un síntoma. Uno que habla de un Estado débil, que no logra garantizar ni la seguridad ni la asistencia básica a sus ciudadanos en los momentos más críticos.

Mientras tanto, los grupos criminales no solo controlan rutas de droga, armas o migrantes. También gestionan territorios, ofrecen protección y, como en este caso, se convierten en proveedores de ayuda humanitaria.

Y aunque muchos ciudadanos aceptan la despensa por necesidad, también reconocen el peligro de fondo: hoy se recibe una bolsa con arroz y atún… mañana puede ser una obligación, una deuda, o una coacción.

Porque el narco no regala. Invierte.


Un futuro comprometido

La entrega de “narcodespensas” no es solo un escándalo en redes. Es una llamada de atención para un país donde la frontera entre el poder legal y el criminal se desdibuja cada vez más. Es también un recordatorio de que en muchas regiones de México, la presencia del Estado es tan frágil, que cuando la tragedia golpea, quienes responden primero no llevan uniforme… sino pasamontañas.

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