Desde hace más de un año, el poderoso Cártel de Sinaloa atraviesa una fractura interna que ha desatado una violenta lucha por el control de la organización. Dos facciones se disputan el poder: por un lado, «Los Chapitos», liderados por los hijos de Joaquín «El Chapo» Guzmán, y por otro, «La Mayiza», vinculada a Ismael «El Mayo» Zambada, uno de los fundadores del cártel.
Esta guerra fratricida ha debilitado la estructura de uno de los grupos criminales más grandes de México y ha generado un nuevo escenario que preocupa seriamente a la Administración para el Control de Drogas de Estados Unidos (DEA). En su más reciente informe anual de amenazas, la agencia estadounidense advirtió sobre una consecuencia inesperada pero potencialmente devastadora: una posible alianza entre «Los Chapitos» y el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), antiguos rivales y considerados por Washington como organizaciones terroristas extranjeras.
Según la DEA, el CJNG podría aprovechar la división interna del Cártel de Sinaloa para tomar partido en favor de «Los Chapitos», debilitando al grupo de «El Mayo» y abriendo la puerta a una colaboración estratégica que alteraría profundamente el mapa del crimen organizado en México.
«De acuerdo con medios mexicanos, el CJNG podría capitalizar el conflicto entre las facciones de ‘Los Mayos’ y ‘Los Chapitos’, del Cártel de Sinaloa, esencialmente al elegir un bando, en favor de sus antiguos rivales, ‘Los Chapitos'», señala el informe de la agencia.
La posible alianza entre ambos grupos criminales no solo representaría una amenaza para sus enemigos dentro del mundo del narcotráfico, sino también para la estabilidad y seguridad en México y Estados Unidos. La DEA advierte que una colaboración entre el CJNG y «Los Chapitos» podría permitirles expandir sus territorios, aumentar su capacidad armamentística, sus recursos financieros y su influencia sobre funcionarios corruptos, facilitando así sus operaciones ilícitas.
«Una alianza estratégica entre el CJNG y Los Chapitos tiene el potencial de expandir los territorios de esos grupos, sus recursos, poder de fuego y el acceso a oficiales corruptos, lo que podría resultar en una importante disrupción en el balance existente del poder criminal en México», detalla el informe.
Además, la agencia subraya que este escenario podría intensificar el flujo de drogas hacia el norte —especialmente fentanilo, una de las mayores crisis de salud en EE.UU.— y el tráfico de armas hacia el sur, aumentando el riesgo de violencia en ambos lados de la frontera.
En este contexto, la DEA reitera que tanto el CJNG como el Cártel de Sinaloa continúan representando una de las principales amenazas a la seguridad nacional de Estados Unidos. La preocupación no solo se centra en sus capacidades operativas, sino en su creciente influencia en territorios clave y su capacidad para adaptarse mediante alianzas estratégicas inesperadas.
Mientras la lucha por el control del Cártel de Sinaloa continúa, la posibilidad de que sus facciones busquen apoyo externo podría marcar un nuevo capítulo en la evolución del crimen organizado en México, con consecuencias directas para ambos países.